Las explicaciones que se centran en los desajustes entre la oferta y la demanda de trabajo tienen como eje los cambios en la estructura productiva en el contexto de la globalización. Una interpretación de este fenómeno plantea que los puestos de baja calificación que solían ser la puerta de entrada al mundo del trabajo para
una parte significativa de los jóvenes han perdido peso en la estructura productiva.
Esta estructura demanda ahora competencias y calificaciones cada vez más especializadas. La velocidad de los cambios con respecto a la demanda y los problemas vinculados a las restricciones presupuestarias de los sistemas educativos implicarían
dificultades para la formación de jóvenes que cumplan con las características
demandadas por los mercados de trabajo.Esta interpretación se completa señalando que si bien deberían ser los jóvenes los principales “ganadores” frente a los cambios globales, estos en realidad no lo son debido a las fallas que presentan los sistemas educativos y de formación profesional.
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